Cierto día, en un lugar desconocido, se reunieron los peones.
Estaban hartos de entregar su vida por los patriarcas. En el acta de la reunión dejaron en claro todo lo que querían para su futuro.
El día llegó. La partida se resolvía sobre cuadros blancos y negros.
El resultado parcial daba como ganador a las piezas blancas, con mayoría de peones.
El rey negro, prácticamente ya estaba muerto.
Para terminar con este sistema injusto restaba ultimar al rey blanco.
Esperaban la señal. Se sucedieron varias jugadas, que dejaron acorralado al soberano blanco.
La vuelta atrás era inevitable. Un alfil confundido volvió su mirada al rey y éste se arrodilló pidiendo clemencia.
Desde ese día, los peones decidieron ir a la vanguardia, pero por su propio interés. Comenzó un juego nuevo.
Gracias.
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